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miércoles, 20 de junio de 2018

Influencia del feminismo en el Derecho mexicano

Influencia del feminismo en el Derecho mexicano
Por: Claudia Andrea Rosas García

Introducción.
La mujer a lo largo de toda su historia se ha encontrado en una posición de sumisión frente al hombre y su papel está definido por la sociedad, está claro que es lo que puede y lo que no debe de hacer. Se le ha señalado como el sexo débil e impuesto reglas específicas sobre su comportamiento.
Poco a poco se han tenido logros en cuanto al reconocimiento de la mujer y lentamente se le han ido abriendo las puertas en diferentes campos. Sin embargo, esto no es suficiente ya que, el proceso de reconocimiento de las mujeres no es total además de que, este proceso no esta generando las oportunidades que las mujeres demandas. Aunado a esto, las mujeres viven con una gran inseguridad, encontrándose expuestas a cualquier tipo de ataque en contra de ellas, incluso en su hogar son atacadas.
¿Qué es el feminismo?
El feminismo es un movimiento social y político que se inicia formalmente a finales del siglo XVIII -aunque sin adoptar todavía esta denominación- y que supone la toma de conciencia de las mujeres como grupo o colectivo humano, de la opresión, dominación, y explotación de que han sido y son objeto por parte del colectivo de varones en el seno del patriarcado bajo sus distintas fases históricas de modelo de producción, lo cual las mueve a la acción para la liberación de su sexo con todas las transformaciones de la sociedad que aquella requiera.
Marcuse dice que el movimiento feminista actúa a dos niveles: uno, el de la lucha por conseguir la igualdad completa en lo económico, lo social y lo cultural; otro, “más allá de la igualdad” tiene como contenido la construcción de una sociedad en la que quede superado el enfrentamiento hombre-mujer, una sociedad con un principio de la realidad nuevo y distinto.
Mary Wollstonecraft nos dice al respecto que “las mujeres tenemos todavía mucho que pensar y dar que pensar para salir del lugar de lo no-pensado. Del lugar del no-reconocimiento, de la no-reciprocidad, por tanto, de la violencia. El feminismo, como todo proceso emancipador, es fuente de pensamiento interpretativo, suministra nuevas claves de desciframiento de lo real en tanto que es un proyecto de reconstrucción de la realidad social sobre la base de nuevos e insólitos pactos… Pactos donde lo pactado –y, por ende, lo excluido como sujeto activo del pacto– no fueran las propias mujeres como genérico. Una sociedad, en suma, no constituida por pactos patriarcales…”[1]

Historia del feminismo.
Los Orígenes del Feminismo Histórico (1789-1870).
En el Antiguo Régimen la desigualdad jurídica de los miembros de la sociedad era la norma. Nobles y clérigos gozaban de privilegios (exención fiscal, monopolio de los altos cargos públicos, leyes y tribunales especiales) vedados a la gran mayoría de la población (el tercer estado o estado llano). La ausencia de derechos políticos (voto) y libertades (expresión, reunión, religión) era otra característica clave del Antiguo Régimen.
En el caso de las mujeres, la mitad de la población, a todo lo anterior se le debía unir su función social circunscrita a lo doméstico, a las labores de la casa, de la procreación y del cuidado de los hijos; y su subordinación legal al hombre, padre o esposo.
La Revolución Francesa (1789) y las demás revoluciones liberal-burguesas plantearon como objetivo central la consecución de la igualdad jurídica y de las libertades y derechos políticos.
Pronto surgió la gran contradicción que marcó la lucha del primer feminismo: las libertades, los derechos y la igualdad jurídica que habían sido las grandes conquistas de las revoluciones liberales no afectaron a la mujer. Los "Derechos del Hombre y del Ciudadano" que proclamaba la revolución francesa se referían en exclusiva al "hombre" no al conjunto de los seres humanos.
A partir de aquel momento, en Europa Occidental y Norteamérica se inició un movimiento, el feminismo, que luchó por la igualdad de la mujer y su liberación. Durante ese período, el principal objetivo del movimiento de las mujeres fue la consecución del derecho de voto. Nacía así el movimiento sufragista.[2]
El feminismo en la época de la Ilustración.
A finales del siglo XVII comienza la Ilustración; movimiento filosófico, cultural y científico que se prolonga a lo largo de la siguiente centuria hasta la Revolución Francesa. El llamado Siglo de las Luces, enfrentó razón a superstición, combatió la ignorancia e impuso una ideología de libertades que acabó con el Antiguo Régimen. Es un momento de cambio en la mentalidad femenina y de grandes avances en la conquista de derechos para las mujeres, que asumen un nuevo papel en la sociedad.
En algunos casos, desde la visión de escritoras de la época, como Madame de La Fayette, Lady Mary Wortley Montagu, Olympe de Gouges o Mary Chudleigh, quien equipara el matrimonio a la esclavitud de la mujer. Entre los textos clásicos aparece el que es considerado el documento fundamental de la Revolución: la Declaración de los derechos de la mujer y de la ciudadana. En otros casos son autoras actuales las que dan nueva vida a las figuras destacadas de la época: escritoras, científicas, revolucionarias, mujeres que regentan salones literarios o toman las armas contra el viejo mundo que decae.
El siglo de las luces fue una época tan crucial, tal como lo menciona la antóloga Montserrat Suáñez debido a que encendió la polémica feminista, la discusión sobre la igualdad entre el hombre y la mujer. Las mujeres cultivaron ese sentimiento igualitario y pelearon por no quedar fuera, lucharon por sus derechos y las libertades que merecían. “Su éxito fue relativo, pero no deja de constituir un paso de gigante”.[3]
El movimiento sufragista.
El capitalismo alteró las relaciones entre los sexos. El nuevo sistema económico incorporó masivamente a las mujeres proletarias al trabajo industrial -mano de obra más barata y sumisa que los varones-, pero, en la burguesía, la clase social ascendente, se dio el fenómeno contrario. Las mujeres quedaron enclaustradas en un hogar que era, cada vez más, símbolo del status y éxito laboral del varón. Las mujeres, mayormente las de burguesía media, experimentaban con creciente indignación su situación de propiedad legal de sus maridos y su marginación de la educación y las profesiones liberales, marginación que, en muchas ocasiones, las conducía inevitablemente, si no contraían matrimonio, a la pobreza.
En este contexto, las mujeres comenzaron a organizarse en torno a la reivindicación del derecho al sufragio, lo que explica su denominación como sufragistas. Esto no debe entenderse nunca en el sentido de que ésa fuese su única reivindicación. Muy al contrario, las sufragistas luchaban por la igualdad en todos los terrenos apelando a la auténtica universalización de los valores democráticos y liberales. Sin embargo, y desde un punto de vista estratégico, consideraban que, una vez conseguido el voto y el acceso al parlamento, podrían comenzar a cambiar el resto de las leyes e instituciones. Además, el voto era un medio de unir a mujeres de opiniones políticas muy diferentes. Su movimiento era de carácter interclasista, pues consideraban que todas las mujeres sufrían en cuanto mujeres, e independientemente de su clase social, discriminaciones semejantes.[4]
El feminismo ha sido, como movimiento social, una de las manifestaciones históricas más significativas de la lucha emprendida por las mujeres para conseguir sus derechos. Aunque el sufragismo haya sido uno de sus ejes más importantes, no puede equipararse sufragismo y feminismo. Este último tiene una base reivindicativa muy amplia que, a veces, contempla el voto, pero que, en otras ocasiones, también exige demandas sociales como la eliminación de la discriminación civil para las mujeres casadas o el acceso a la educación, al trabajo remunerado...[5]
En México no fue hasta el 03 de julio de 1955 que la mujer pudo votar, siento este producto de una gran lucha femenina por ejercer sus derechos de votación y decisión en el país.
Influencia del feminismo en el Derecho mexicano actual.
Conforme el movimiento feminista ha avanzado he ido tomando fuerza tal como lo hemos visto en las páginas anteriores, sus ideas han tenido efectos en las instituciones y en los elementos del Estado en nuestro país, específicamente en el Derecho, teniendo consecuencias tanto positivas como negativas.
En México, al igual que en el resto del mundo, los derechos de las mujeres y su conceptualización no progresaron de igual manera que la sociedad. Desde la colonia observamos un trato diferente hacia las mujeres en la educación, la política, la libertad de profesión, la participación en la vida pública, fueron y siguen siendo aspectos donde la mujer recibe un trato desigual.
La superioridad del hombre sobre la mujer iniciaba desde que esta nacía, quedaba a completa disposición del padre o tutor. Era tratada más como un objeto que como una persona.
Por estos motivos y muchos otros más es que las mujeres se levantaron e iniciaron este movimiento, para que se les reconozcan todos sus derechos y se les dé un trato digno.

La educación.
El derecho a la educación de las mexicanas ha tenido una larga trayectoria, las mujeres no tenían este derecho, y las que tuvieron una formación académica fue porque se vistieron como un hombre, como es el caso de Sor Juana Inés de la Cruz. La educación que recibían la mayoría de las mujeres era sobre las tareas del hogar y sobre cómo debían de vestirse y comportarse, se tenían estándares de conducta muy estrictos sobre la vida de la mujer. Actualmente todo ciudadano mexicano tiene derecho a la educación, la cual está garantizada en el artículo 3° de nuestra Constitución, los estereotipos y prejuicios sobre las carreras que pueden estudiar o no las mujeres han disminuido, pero aún queda mucho por hacer ya que sigue existiendo una exclusión educativa.
“La educación es un poder para las mujeres, y eso es por lo que los terroristas le tienen miedo a la educación. Ellos no quieren que una mujer se eduque porque entonces esa mujer será más poderosa”.[6]
Derecho Penal.
Esta rama del Derecho debería ser la más influenciado por el feminismo debido a la vulnerabilidad de las mujeres en la sociedad, los feminicidios, las violaciones y la trata de blancas es un problema que en vez de disminuir ha aumentado y las pocas medidas tomadas no han sido las más adecuadas.
A pesar de que tenemos ciertos mecanismos de protección, tal como el depósito de personas y el reconocimiento del feminicidio, no han sido suficientes para erradicar el problema. Deben de promulgarse mejores leyes y sobre todo que se apliquen de forma correcta.
De igual manera que con las mujeres, debemos de preocuparnos de la seguridad de los hombres ya que ellos también sufren de violencia física y psicológica y no cuentan con ninguna protección, ni siquiera con las pocas que las mujeres sí tienen y es algo de lo que el feminismo no ha mostrado interés, cuando en teoría lucha por ambos géneros.
Otro efecto negativo del feminismo, -el cual es una situación muy preocupante- son las leyes creadas para aumentar la participación de la mujer en los cargos públicos, estas obligan a que las personas contratadas sean 50% hombres y 50% mujeres, lo cual es un gran error y una acción muy criticable ya que por cumplir con este requisito se contratará a cualquier persona aún y cuando esta no cuente con lo necesario para desempeñar dicho cargo.
Las feministas han manifestado que los derechos humanos exclusivos de las mujeres son: la libertad femenina, la inviolabilidad del cuerpo y los derechos inherentes a la maternidad. No estoy completamente de acuerdo con esto ya que los hombres, como anteriormente lo mencione, sufren situaciones violentas en su vida y deben ser protegidos por la ley de la misma manera que son protegidas las mujeres. Los hombres también tienen derecho a la inviolabilidad de su cuerpo y a poder disfrutar de un tiempo con su bebé recién nacido, derecho que actualmente únicamente se le esta reconocido a la mujer.
Conclusiones.
Existe una falacia de igualdad ante la ley y sobre todo y mucho peor, en todo ámbito de la vida de la mujer: laboral, educación, deportes, salud, etc.
No se debe pretender igualar a la mujer con el hombre y mucho menos colocar a la mujer en una posición ventajosa, sino que se reconozca (y se actué conforme a esto) que los seres humanos, sin género, nacen iguales en derechos y que esta igualdad permanezca durante toda la vida de cualquier individuo, independientemente de su género.
Es necesario que el Derecho reconozca las diferencias entre los géneros, sí, pero lo que en la actualidad nuestra legislación está haciendo es poner a la mujer en una situación de ventaja frente a un hombre cuando lo que debería de existir es una distinción entre unos y otros, no una preferencia.
Debemos transformar esa diferencia de hecho en una igualdad de derechos.
La lucha por los derechos de las mujeres no esta cerca de terminar y otorgarles privilegios o una posición de superioridad frente al hombre no es una forma de terminar el problema, sino todo lo contrario.

Bibliografía.
Ana de Miguel. (2011). Mujeres en red: los feminismos a través de la historia. Recuperado de http://www.mujeresenred.net/historia-feminismo2.html
Mary Wollstonecraft Vindicación de los derechos de la mujer. Madrid, 1977, Ed. Debate.
Nash, Mary y Tavera, S. Experiencias desiguales: Conflictos sociales y respuestas colectivas (Siglo XIX). Madrid, 1995, Ed. Síntesis, p. 58
Ocoña Carlos Juan Pablo. (2003). Historia siglo XX. Madrid. Recuperado de http://www.historiasiglo20.org/sufragismo/origfem.htm
Suáñez M. (2012). Mujeres en la historia 3: la Ilustración. M.A.R Editor.
Linkografía.
http://www.claseshistoria.com/movimientossociales/m-sufragismo.htm
https://www.sep.gob.mx/es/sep1/3_de_julio
http://www.biut.cl/actualidad/2018/04/francisca-valenzuela-define-al-feminismo/
www.nacionmulticultural.unam.mx/edespich/images/propuestas_y_demandas/



[2] Ocoña Carlos Juan Pablo. (2003). Historia siglo XX. Madrid. Recuperado de http://www.historiasiglo20.org/sufragismo/origfem.htm
[3] Suáñez M. (2012). Mujeres en la historia 3: la Ilustración. M.A.R Editor.
[5] Nash, Mary y Tavera, S.
Experiencias desiguales: Conflictos sociales y respuestas colectivas (Siglo XIX)
Madrid, 1995, Ed. Síntesis, p. 58
[6] Malala Yousafzai.

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